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EJERCICIO, ¿A MI EDAD?


¡A mi edad, ya para qué!

¡A mi edad, me voy a ver ridícula!

Podría apostar contigo que por lo menos una vez en tu vida te has dicho a ti misma alguna de estas frases, ¿o me equivoco?... Y quizá en una de esas ocasiones tuvo que ver con el tema del ejercicio.

Muchas veces me pregunto: ¿Por qué sabiendo que hacer ejercicio da beneficios a nuestro cuerpo, no nos gusta o nos da flojera o no nos damos el tiempo para hacerlo?

Pienso que en muchas ocasiones consideramos el ejercicio como una actividad de lujo, ociosa o la relacionamos con un asunto de estética en lugar de una necesidad del organismo.

Seguramente en muchos lugares has escuchado sobre los beneficios que hacer ejercicio te brinda o hasta en consulta tu médico te ha recomendado que lo practiques, pero ¿alguna vez te han platicado sobre lo que ocurre en tu cuerpo cuando no lo haces?

¿Qué pasa cuando no haces ejercicio?

  • En un cuerpo sin movimiento los músculos se atrofian, se pierde tono muscular y se adelgazan, por eso es muy importante no perder la movilidad natural, la del día a día y además de eso practicar algún tipo de ejercicio.

  • Se da una reducción en la capacidad de respuesta física, se pueden ir perdiendo los reflejos automáticos.

  • Los músculos se acortan y los cartílagos se limitan en movilidad.

  • Las articulaciones se deforman.

  • Se pierde capacidad aeróbica al no tener el movimiento de inflar los pulmones.

  • Se pierde el tono muscular, por lo tanto, puede haber más caídas y con ello quizá más fracturas.

  • Dato Curioso:

Cuando se tiene poca o nula movilidad, se va generando una “telita” llamada fascia que cubre y protege los músculos y las articulaciones, pero al mismo tiempo, esta fascia no permite o limita la movilidad natural. Un adulto que no tiene movilidad debe reaprender a moverse.

Son algunos ejemplos de lo que puede pasar si no se hace ejercicio y como verás, no son muy alentadoras las cosas que le ocurren a nuestro cuerpo cuando llevamos una vida sedentaria.

Pero hablemos de cosas más optimistas, tenemos siempre la posibilidad de elegir y hacer cambios que nos beneficien, Dios le regala a nuestro cuerpo la capacidad maravillosa de poder regenerarse y responder positivamente ante las acciones que le ayuden a mantenerse en buen estado.

Siempre es un buen momento para empezar a hacer ejercicio, no importa tu edad o tu ocupación, se trata de prolongar y mejorar tu calidad de vida. ¡Moverse es parte de la salud y la vida!, no te niegues a incluirlo en tu día a día.

Beneficios de practicar ejercicio

“Se ha demostrado que las personas que hacen ejercicio de manera regular obtienen más placer de las cosas de la vida: la comida, la compañía de la familia y los amigos, de un libro o una película. Es como si les resultase más fácil estar satisfechos.”1

  • Se tiene autonomía y se aumenta la calidad de vida.

  • “A partir de los veinte años, cada año que pasa perdemos un 1% del volumen del hipocampo —esa zona del cerebro directamente relacionada con la memoria—.”2 Investigaciones han demostrado que el ejercicio físico ayuda a generar nuevas neuronas y a producir nuevas conexiones neuronales entre ellas.

  • Hacer ejercicio libera endorfinas lo que genera un efecto antidepresor y ansiolítico. Desde hace siglos, Platón afirmaba que el ejercicio era un tratamiento notable contra la ansiedad.

  • Se fortalecen músculos y articulaciones.

  • Ayuda, junto con una alimentación adecuada, al control de peso.

  • Oxigena el cuerpo.

¿Cómo hacer ejercicio?

Te doy unos tips para que consideres antes de comenzar a hacer ejercicio:

  • Elige alguna actividad que te parezca atractiva o grata, la idea es que lo disfrutes.

  • No es necesario hacer una actividad vigorosa o muy exigente, con caminar es suficiente. Según especialistas, la cantidad mínima que genera efectos benéficos son 20 minutos tres veces por semana.

  • Es recomendable que antes de comenzar a hacer algún tipo de ejercicio hagas estiramientos durante 10 minutos para reactivar los ligamentos, incluso los puedes hacer en tu cama. O también pueden ser ejercicios simples como levantarse y sentarse de una silla ayudándose del respaldo de otra.

  • Si te animas a hacer ejercicio en una caminadora, puedes comenzar con 10 minutos y subir 5 minutos cada semana hasta llegar a 30 minutos, sin ponerle resistencia o inclinación a la banda.

  • Disminuye o elimina a medida de tus posibilidades alimentos inflamatorios como la carne, en especial la roja, los lácteos, azúcar blanca, harinas blancas y alimentos procesados.

  • Aumenta el consumo de antioxidantes ya que estos ayudarán a la regeneración celular, como por ejemplo los frutos rojos, té verde, piña, cacao, polen de abeja, etc.

  • No olvides hidratarte, antes, durante y después de la actividad física, da sorbos pequeños y con 500 ml. puede ser suficiente. Puedes prepararte este suerito:

1 L. Agua, el jugo de 1 limón, 1 cucharadita de miel, 1 pizca de sal de mar. Si tienes problemas de riñón no incluyas la sal.

¿Le entras al movimiento?

Recuerda que la salud es naturalmente parte de ti.

1 Cfr. Verónica de Andrés. Florencia Andrés. Desafiando Imposibles. Planeta. Argentina. 2013. Pág. 64.

2 Cfr. Ibid. Pág. 66.


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