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DEPRESIÓN NAVIDEÑA ¿EXISTE O ME LA ESTOY INVENTANDO?


Se acercan las fechas decembrinas y, con ellas, una época de luces, alegría, fiestas y compartir en familia. En fin, es un periodo en el que se espera el amor y la paz que trae el nacimiento de nuestro Salvador; sin embargo, no pocas veces me he encontrado con personas temerosas por lo que experimentan en estas fechas. Ellas lo describen como una tristeza que justifican diciendo que se debe a la añoranza de situaciones pasadas, por el recuerdo de momentos difíciles o por extrañar a personas que han perdido y cuyo recuerdo se intensifica en estas fechas. Es posible que lo anterior sea objetivo, sin embargo, ¿qué sucede cuando esto se repite año con año y aparentemente no se superan estas situaciones? Una respuesta posible la encontramos en lo que se conoce como depresión estacional.

La depresión estacional o, de acuerdo al área de la salud, el trastorno afectivo estacional es un tipo de depresión que se presenta en ciertas estaciones del año. Se ha observado que este tipo de depresión suele comenzar a finales de otoño y principios de invierno y tiende a desaparecer durante la primavera y el verano (aunque en algunos casos se presentan episodios depresivos durante el periodo de primavera o verano, pero no son tan comunes).

No se conocen las causas exactas de su aparición, como en otro tipo de trastornos afectivos. Sin embargo, se le relaciona con el clima (frío/lluvia) y con el sol (luz/oscuridad), como en invierno, que es cuando amanece más tarde y anochece más temprano. También se ha observado que es más frecuente en mujeres, jóvenes y personas que viven en zonas con pocas horas de sol. Otro factor que puede influir para experimentar una depresión estacional es la herencia, es decir, es más probable que se padezca si algún pariente ha sufrido este tipo de trastorno.

Investigaciones intentan explicar el motivo por el que algunas personas llegan a padecer depresión estacional; algunos la asocian con la serotonina (un químico del cerebro que tiene relación con el estado de ánimo): los niveles bajos de serotonina pueden provocar sentimientos negativos, de preocupación o irritabilidad. Otro químico del cerebro que se relaciona con la serotonina y a su vez con la depresión estacional es el conocido como melatonina. La melatonina es una sustancia que interviene en nuestro proceso del sueño y cuyo funcionamiento se relaciona con los patrones diarios de luz y oscuridad percibidos por la retina de los ojos.

Finalmente, la depresión estacional también ha sido relacionada con la falta de vitamina D (que nos permite absorber el calcio para nuestros huesos) la cual se sintetiza en nuestro cuerpo por la acción del sol sobre la piel o al ingerir ciertos alimentos. Por ello en invierno, los niveles de esta vitamina en la sangre pueden llegar a disminuir y esto influiría en nuestro estado de ánimo.

Ahora bien, entre los síntomas que caracterizan a la depresión estacional están:

  • Sentimientos de tristeza, desesperanza, pesimismo e incluso irritabilidad.

  • Pensamientos asociados a los sentimientos anteriores y que influyen para tener una perspectiva sombría acerca de nuestro alrededor.

  • Se puede llegar a experimentar poca energía e incluso perder el interés sobre actividades que antes sí se disfrutaban; por ejemplo, no querer festejar estas fechas, desear estar solo o sola en casa, querer estar más tiempo del normal en la cama, no desear bañarse, etc.

  • En ocasiones también pueden aparecer dificultades para conciliar el sueño o tener sueño de más y dormir demasiado.

  • Aunque pudiera verse como algo normal de las fechas navideñas, sin embargo, con este trastorno incrementan los deseos de comer carbohidratos, lo que origina aumento de peso.

  • Finalmente, aunque no siempre aparecen, pueden darse pensamientos de muerte o suicidio.

Afortunadamente, existen tratamientos eficaces para la depresión estacional. El principal es la fototerapia o terapia de luz, con el cual diariamente se reemplaza con una luz artificial brillante la luz de sol que no se recibe durante los meses de otoño e invierno. Se puede combinar este tratamiento con una terapia de conversación o con medicamentos antidepresivos, siempre que sean recetados por un médico psiquiatra.

¿Cómo te puedes ayudar de manera particular para contrarrestar este malestar?

  1. Incluye en tu dieta, sobre todo durante otoño e invierno, alimentos ricos en vitamina D, como el aceite de hígado de bacalao, el pescado azul, mariscos, hígado de pollo o ternera, lácteos, huevos, setas, aguacate, etc.

  2. Toma diariamente al menos 10 minutos de “baños de sol” (con la debida protección de protector solar, sombrero, ropa con mangas delgadas y lentes oscuros).

  3. Come sanamente, toma agua de manera regular, haz ejercicio y ten horarios equilibrados con descanso, recreación y paseos al aire libre.

Conocer la existencia de este trastorno nos permitirá ser más empáticos y compasivos con las personas que, sin motivo aparente, sufren y se sienten tristes en estas fechas. Visitarlos y hacer que se sientan queridos es una buena obra de Navidad.

PARA REFLEXIONAR:

  • ¿Te identificas como una persona que suele estar triste en Navidad a pesar de tener todo para estar feliz?

  • ¿Conoces a alguien que se queje de sentirse mal en estas fechas? De acuerdo a lo que leíste, ¿qué le podrías recomendar para sentirse mejor?


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