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Navidad, Cristo danos tu paz



Este año celebraremos la Navidad, otra vez, en época de pandemia de la Covid 19. Sin embargo, con la confianza de que muchos ya estamos vacunados, tomemos todas las precauciones indispensables en nuestras familias, para tener una significativa y linda celebración sin consecuencias graves.


No cabe duda que somos las mujeres las que conservamos las tradiciones navideñas; la abuela, la madre y sus hijas, la tía, la vecina, etc. repiten y mantienen las bellas costumbres que, año con año, al llegar el Adviento y la Navidad, reúnen a las familias. Es importante vivir plenamente este tiempo y aprovechar las tradiciones originales de cada cultura para motivar y dar sentido más claro al significado del nacimiento de Jesús, nuestro Salvador.


En México, nuestras tradiciones navideñas son varias: las posadas, los villancicos, el Nacimiento, el árbol de Navidad, el arrullo del Niño Dios, la Misa de Gallo, la cena de Navidad y actualmente en algunos lugares se utiliza cada vez más la Corona de Adviento y, para los niños, el Calendario de Adviento.


La tradición de los nacimientos o pesebres


Una costumbre bella y típica es el Nacimiento que se ponía en la mayoría de los hogares con figuras de barro, simulando pueblos de pastores, un desierto con camellos, etc. y coronado todo con el bello pesebre donde el 24 de diciembre se colocaría al Niño Jesús. Actualmente se ha descuidado esta tradición cristiana y se sustituye con un árbol de Navidad. Sin embargo, hay que rescatar la costumbre del Nacimiento, porque lleva un mensaje más claro de Jesús, que nació pobre y de los pastores y magos que fueron los primeros en ir a adorarle. Ojalá y renovemos nuestro entusiasmo por poner un Nacimiento en nuestra casa.


El año pasado, me pregunté a mí misma ¿para qué hago todo el trabajo de poner el Nacimiento, si no puedo recibir a mis nietos, amigos y vecinos para hacer una reflexión con todos y rezar? Tengo una gran ventana que está a la orilla de la calle y allí puse el nacimiento armado para que se viera hacia la calle y me admiré de que la gente que pasaba caminando se detenía a observarlo; sobre todo los niños y niñas se acercaban cuando lo veían iluminado con los foquitos de Navidad. Invité a las vecinas y vecinos y, en especial a sus hijos, para que vinieran a verlo, aunque fuera de lejos, porque no podían entrar por la pandemia; pero les ofrecí el tradicional ponche. Fue diferente, pero una muy buena experiencia.


Las mujeres podemos recuperar el sentido profundo de la Navidad reviviendo con creatividad y fidelidad nuestras bellas tradiciones.


Las típicas posadas


Desafortunadamente la celebración de las típicas Posadas es más difícil de realizar y organizar en este tiempo, a menos que se tomen todas las precauciones.


Las posadas se realizan con la procesión de los Santos Peregrinos, el canto de la letanía, el pedir y dar posada, seguido de festejos de sana alegría que entretiene a los niños y gusta a los mayores. México, tierra de música y de tradiciones religiosas, que se perpetúan conservadas por el pueblo y sobre todo por las mujeres. No permitamos que se pierda esta bella tradición que dejaron los misioneros y se transforme en “pachangas” vulgares donde solo se compite por la cantidad de bebidas alcohólicas que se sirven y por la estruendosa “música” que bailan, además del enorme riesgo de contagios si no se toman todas las precauciones.


Navidad tiempo para recibir la Paz de Cristo


Jesús es el Príncipe de la Paz, pero vivimos un mundo carente de paz y en donde no se practica la justicia. El nacimiento de nuestro Salvador, este año, nos debe de invitar a construir la paz que tanto necesitamos en la familia, en México y en el mundo.


La Navidad se celebra en el “aquí y ahora” que estamos viviendo y frente a grandes desafíos: la pandemia que llevó a la muerte de más de quinientas mil mexicanas y mexicanos, la corrupción, la pobreza, la impunidad, la violencia, el paso doloroso de los migrantes, los desastres naturales como derrumbes, inundaciones e incendios, etc. .Tú, yo ¿celebramos la Navidad, el nacimiento de Jesús, sólo con las tradiciones o nos comprometemos en la construcción de la paz que todos necesitamos? Nos preguntamos ¿sólo somos espectadores indiferentes frente a la situación caótica que vivimos?


La Exhortación Pastoral “Que en Cristo nuestra Paz, México tenga vida digna” de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) encontramos:


Si queremos responder al mal con la fuerza del bien, tenemos que educarnos para la paz; esto significa sacar desde dentro, desde lo más íntimo, desde nuestra mente y desde nuestro corazón, pensamientos y sentimientos de paz que se expresen a través de un lenguaje y de gestos de paz.” (198)


Los creyentes podemos cometer un serio pecado de omisión en Navidad cuando no reconocemos explícitamente, en nuestra familia, en nuestra comunidad, en nuestros festejos tradicionales que Jesús es el centro y la razón de ser de esta celebración.


Nuestras tradiciones, este año y siempre, deben llevar el mensaje de creer que la paz se vive con la justicia y que nos comprometemos a dar la mano y ser solidarios(as) con todos(as), los familiares y amigos, pero también con los que son enemigos y diferentes: con todo ser humano que tiene derecho a recibir el mensaje salvador de Jesús.


Te deseo que en esta Navidad, Jesús nuestro Salvador, Príncipe de la Paz, la Vid verdadera, el Verbo Encarnado, Camino, Verdad y Vida, sea el centro de tu celebración.


Reflexión:

En la celebración de Navidad en tu familia ¿reconoces que Cristo es el centro?

¿Cuáles son las tradiciones que vives en esta época? ¿El nacimiento, el árbol, las posadas, el arrullo del niño, etc.?

Ahora y siempre debemos vivir la Navidad, conscientes de las necesidades de nuestros hermanos más necesitados: ¿qué haces por los que no son tu familia?


Pedagoga y expresidenta de la Unión Mundial de las Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC)

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